Sobre la libertad
Se habla mucho de libertad estos días. Es un concepto que está de boca en boca, tanto en los políticos que se ufanan en nombrarla cada vez que pueden, como también la escuchamos en el ciudadano de a pie, que aspira un deslastrarse del saqueo perpetuo de un estado fallido. Por ello sería interesante comprender cuál es el sentido de la libertad dentro de un régimen que aspira a negar la esclavitud narcosocialista populista y construir el espacio de la convivencia democrática. Ni el socialismo del siglo XXI ofrece una sociedad para la libertad como tampoco los neoconservadores republicanos pueden mostrar un ápice de ella en sus propuestas políticas. Todo populismo termina en una esclavitud colectiva bajo la supervisión de un comisariato partidista y un estado invasor y forajido. Y, por supuesto, la libertad no es sólo un estilo de vida sino todo un aprendizaje individual para defender los valores que la realcen y nos exija. Es una toma de conciencia a reafirmar.
Entre tantas propuestas metafísicas y abstractas de ella, he aquí una definición que estaría más acertada para comprender lo que se ha perdido en un país como Venezuela por sus ciudadanos:
"La libertad es un estado en el cual los derechos de propiedad de una persona sobre su propio cuerpo y su legítima propiedad material no son invadidos ni agredidos".
No es una definición utilitarista ni comunal sino representativa de una moral, en principio, en defensa de la individualidad del ciudadano, que luego se encarna a través de la interacción entre individuos en construir un estambre que podríamos llamar social, a través de una legislación, un sentido de justicia y una observancia de la misma.
Si tomamos esta definición como un aspecto fundamental para el logro de la libertad, hay países que se han convertido en grandes cárceles colectivas, no sólo por aspectos políticos sino también religiosos y económicos. Y lo que menos se ha estimulado y pensado es un mundo donde la formación para la libertad y la capacidad de expresarse libremente, ha dejado de ser el norte humano, por doquier sólo permea el sempiterno miedo a la libertad.