¿De qué va la clínica filosófica?
La clínica filosófica intenta establecer un proceso de indagación del presente, orientado a reflexionar y a tomar una actitud vital ante una situación patológica (enfermedad, síndrome, trastorno) que viene a ser un producto del pensamiento imaginario individual o colectivo anclado en la creencia fanática o en la verdad absoluta. Se trata de estar en atención ante los efectos de las prácticas inconscientes que nos orientan en lo exterior y que surgen en contacto con una realidad que confunde, arranca la vitalidad de los cuerpos y reduce la energía de estar en una permanente indagación de la existencia, en tanto que ella la desarrollamos como búsqueda indagatoria de cómo nos manifestamos, sentimos y pensamos nuestra condición individual ante lo referente externo colectivo. La clínica filosófica busca cierta integración centrífuga del pensamiento ante los anclajes hipnóticos de las creencias, mitos y dependencias que nos arrastran y conforman lo que llaman cultura (tanto elitesca como de masas). La clínica filosófica vendría a establecer no sólo una terapia del lenguaje (como es el fin de la filosofía para Wittgenstein), sino una terapia que ayude a vencer la angustia narcisista que se nos impone por medio de la culpa, la vanidad, la necesidad del éxito en la medida que el pensamiento nos lleva a convivir con una permanente difusión energética de pensamientos cerrados que nos remiten a un atarse a lo exterior y a pensar que sólo en lo interior vendría a estar una salvación. Sócrates decía que la filosofía es una terapia del alma y a ello apunta nuestra actualización de dicho planteamiento.
La clínica filosófica no le interesa tanto la cura (el farmacón) sino la enfermedad. El enfrentamiento de la ilusión patológica restrictiva de serenidad y acción creativa y en permanente fluir que debe arrancar en tanto coraje individual de aprender a usar una racionalidad poética e irónica, donde se busca el encuentro con la subjetividad autónoma de la persona individual.
Por tener capacidad de imaginación el hombre se convierte en el animal más sufriente de la tierra, por lo cual Nietzsche ha dicho que ese animal debió inventar la risa para superar esa tormenta simbólica de sufrientes rayos dolorosos en el centro de su mente. La clínica filosófica no pretende sólo quedar en un diagnóstico de la cultura, de la memoria individual y su atrofia humana. Se desprende que su intención es desarrollar un personal método de búsqueda de sentido y de saber hacer contra una red social que nos lleva a cerrarnos en una existencia generalizada y mediocre. La clínica filosófica no pretende tener todas las curas para lo político, lo cultural y social individual; sólo hace que el pensamiento busque su propia estrategia con que ahondar una atención en su cuerpo y su significante mental imaginario como entidad política, que convive con otros y que imponen maneras de ser que arrastran a una patología, es decir, a una emocionalidad negativa y una adiposa verbosidad en que nos vemos arrastrados a permanecer envueltos e inmóviles en nuestros encierros y sufrimientos sin encontrar una salida a una alegría por la vida. De ahí que la risa, la ironía, la alegría vengan a ocupar en ella la seriedad de una filosofía discursiva que sólo trata de conceptos pero no de acciones; de una filosofía tradicional que se nutre de la reiterada decadencia, de nuestra degeneración recurriendo a la angustia, a la soledad, a la culpabilidad, al drama de la comunicación y lo dramático como constitutivo de una ética del encierro, del cuerpo mutilado, del cuerpo cercenado ante el horizonte abierto de la experiencia del mundo.
La clínica filosófica intenta desarrollar perspectivas que induzcan a contrasentidos legítimos en un mundo de control permanente y asfixiante; desarrollar contrasentidos ilegítimos contra el espíritu de seriedad, del fanatismo, de las cumbres dogmáticas de las verdades en tanto creencias que llevan a militar en el río de la mediocridad permanente y confusa de las mayorías, en fin, contra el culto a la interioridad adormecida por la vigilia onírica permanente de la cultura mediática.
Esto, entre otras cosas, es lo que iremos inscribiendo en este muro virtual, río digital por las que transita este barco del pensamiento móvil de la clínica filosófica, la cual declara la guerra a toda asfixia que se yergue contra la alegría de vivir, contra la serenidad y la intensidad del vivir.
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