martes, 17 de marzo de 2020

Según el gran pianista ruso Emil Gilels, refería que había dos intérpretes de Beethoven. El primero dice YO toco a Beethoven. El segundo es el que dice: yo toco a BEETHOVEN. En sus interpretaciones no nos habla de Emil, sino del compositor que absorbe su devenir interpretativo. Nietzsche lo advirtió: el mejor maestro es aquel que ha tocado de la mejor manera posible, haciéndonos olvidar del ejecutante y hasta del mismo compositor, produciendo una experiencia de una ilusión que nos remite la historia de su vida o que nos vuelve a revivir algo de su vida en ese presente.
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