martes, 16 de abril de 2013


La farsa sigue

David De los Reyes

 


En Venezuela la farsa sigue. Luego de catorce años de dictadura militarista y farsa democrática sobre la sociedad civil del país, ahora se comienza otro período crítico social y político en toda su extensión. Un gobierno ilegítimo e írrito, que viene a ser reconocido como legítimo por todos los gobiernos que han construido sustanciosos negocios lucrativos sin importarles realmente la condición y vida democrática existente.  Todo ello se evidencia en una serie de hechos irreversibles y acrecentados,  como son: malversación de fondos y regalo al exterior como sustanciales donaciones petroleras y monetarias proselitistas, un programa de construcción de viviendas desechables e inadactadas al trópico por cuestionables consorcios multinacionales iraníes, rusos, chinos y bielorusos, importación de chatarra electrónica y plásticos chinos, alimentos con sobreprecio y a veces ya con fecha de vencimiento sobre los mercados, dependencia de importaciones de forma desmedida, destrucción del parque industrial del país, sueldos miserables e insustanciales, y prácticamente inexistentes pues la inflación se los ha tragado, cerco absoluto a toda empresa independiente y productiva, doble devaluación de la moneda para financiar campañas electorales oficialistas, un precio del barril de petróleo alto y una producción mínima,  una gasolina sustancialmente regalada, una jugosa entrada de divisas que las reparte el enchufado que tiene la mano en la llave del choro del presupuesto nacional, además de una violencia intensa, una mortalidad ciudadana permanente, un abalar la condición marginal como forma cultural imperante y alabada, una educación pública abandonada y desmontada: atacada de muerte por falta de presupuesto, una salud minusválida y de trato poco profesional junto a crecimiento de plagas de enfermedades tropicales, son, entre otras cosas, las situaciones que imperan en este país bananero dizque revolucionario, pero no por su relación con los gringos sino con países cuestionados por su política poco democrática y sí autoritaria, donde los derechos humanos son carta muerta, como son Cuba,  China, Rusia o Bielorusia.
Pero lo que sí se ha mostrado claro en estas últimas elecciones es que ahora más que nunca el país si está dividido y que  la anterior minoría de la llamada oposición ha tomado cuerpo en todos los estamentos sociales, encontrándose con el  coraje de un liderazgo que se ha planteado a toda costa hacer oír su voz, así  se tengan conculcados todos los medios privados y públicos de comunicación. La censura impera y la reducción a lo mínimo de la palabra ciudadana libremente expresada es el fin que persigue un gobierno que no acepta la diferencia y la alternancia, donde los militares  quieren tener todo el reparto de la torta presupuestaria sólo para ellos.
Así se vive y así viviremos en esta farsa política, en esta ilegitimidad de gobierno, y bajo la dirección de un presidente que ha dado verdaderas muestras de debilidad mental y de liderazgo. Nada más pensar  su decir constante que es hijo del finado dictador y escucha voces aladas  de pajaritos... ya da para reflexionar. La falta de hombría y de liderazgo auténtico se nota en la silla presidencial y la presidencia de todo país tiene necesidad del  hombre de coraje, del saber estadístico, del liderazgo oportuno y reconciliador y de llevar a buen puerto los destinos de una nación.
Esta farsa  de legitimidad democrática que se inicia, y es abalada por una serie de países irresponsables y que dicen ser democráticos, al no aceptar el derecho electoral ciudadano de solicitar un reconteo de votos  y abrir así la puerta a la transparencia política y democrática, hace que Venezuela entre a un asfixiante clima político y económico, civil y militar en un intervalo  inmediato arropado por una crisis institucional que se agudizará con el pasar de los días.
Ayer, para una muestra,  en todo el territorio hubo muestras de protesta  que fueron reprimidas por las huestes de la violencia del estado. Hoy podemos vislumbrar una continuación de  ese descontento  por el que navegan casi  ocho millones de venezolanos que desean vivir como ciudadanos y no como esclavos al modo que ha impuesto el  castro-comunismo tropical cubano a sus ciudadanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario